22 de julio de 2010

Capitulo 8: Yo tengo celos, tengo celos.

Tú y yo saldremos mañana, no preguntes, solo dile a Jacob que se pudra.

Ok, esa oración aún daba vueltas y vueltas en mi cabeza.

Estaba en la clase de Biología ¿Adivinen quien se sienta justo a mi lado? Ajá, Edward. Pero el chico que estaba a mi lado no era Edward, no hoy; No, era Mister Simpatía «sarcasmo, sarcasmo, sarcasmo» Le dabas una sola mirada y te ladraba como un perro rabioso. Jo, y quería que saliera con el en la tarde ¿Se había vuelto loco? O ¿Acaso ya no tenia mas citas con las chicas 'Edward Oh Todopoderoso'? Hmpf, como si eso fuera posible.

La clase de biología fue...tediosa. Mi mirada se mantuvo en el profesor a toda hora, y no era algo que me gustara, pero ni siquiera me atrevía a mirar a mi querido compañero de banco, así que mejor me dedique a hacer garabatos en mi cuaderno, y a pensar. Sí, no le estaba haciendo caso a la abuela Marie.

Solo dile a Jacob que se pudra...

Wow. Esperen, ahora que lo pienso ¿Qué demonios tiene que ver Jake en esto? ¡Ni siquiera lo he visto desde el día en que lo eché, amablemente, de casa! Edward tenía serios problemas ¡Esos celos enfermizos me volvían loca! Y eso que solo eran celos de amigo, ¿Se imaginan y...? Oh, no por favor no, deja de pensar estupideces.

Volviendo a lo anterior, no me sentía con el valor de enfrentarlo cuando se encontraba en ese estado. Biología termino sin que me diera cuenta, Mister Simpatía salio como alma que lleva el diablo de la sala de clases, asombrando a todos y haciendo que una ronda de cuchicheos empezara.

Por mi parte, tome mis libros y los guarde tranquilamente, luego comencé a arreglar el desorden que había hecho con las hojas en las que había estado garabateando...cosas sin sentido, tenían que ser sin sentido.

Edward, idiota, tonto, bobo, lindo, dulce, idiota, idiota.

Eh, si. Realmente eran cosas sin sentido. Forme una bola con el papel y lo metí en el fondo de mi mochila.

- Uh, ¿Bella? – esa voz nasal la conocería de aquí a la china. Me voltee para encontrarme con una curiosa Jessica; dios, que novedad, curiosa.

- ¿Si? – respondí, cerrando mi mochila y poniéndome de pie, dejándola colgar desde mi hombro derecho. Jessica me miraba con cautela, como esperando encontrara algo en mi o que le saltara encima y desordenara su 'lustroso' cabello teñido de color rubio.

- ¿Qué le sucede a Edward? – me pregunto, con la preocupación tangible en su voz ¿Y además se preocupan por el? Mire por sobre su hombro y vi a las fans de Edward mirando en nuestra dirección, cuchicheando entre ellas.

- No lo sé – dije pasando por su lado mientras me encogía de hombros ¿Por qué debía saberlo? Eres su amiga idiota, pensé. Vaya, que buena amiga estaba siendo últimamente.

- Te quedan veinte días Bella – me recordó Lauren, sonriendo altaneramente. Me gire con un suspiro y le sonreí lo más falsamente que pude antes de hablar.

- ¿Sabes? – me acerque a ella, solo quede a unos centímetros de distancia – Ahora mismo, pienso ¿Para que hago todo esto? Al fin de cuentas, seguirán babeando por Edward ¡Tenga mil y un defectos! – Las chicas soltaron un pequeño gemido cuando me altere ¡Solo me altere un poco! Lauren bufo.

- ¿No me digas que te estas arrepintiendo del juego Bella? No sabia que eras una gallina que no podía con una simple propuesta – Levante una ceja en conjunto con mi barbilla. A mi nadie me llamaba gallina.

- En ningún momento dije que no seguiría con el estúpido juego – Me di media vuelta y salí del salón con la frente en alto.

Hum, pero tenían que seguir con su estúpida escenita.

- Gracias – susurro Kate a mi oído, no me voltee y me quede varada ahí – Por sugerirle a Edward que nos revolcáramos en la parte trasera de su auto – Sentí el repiqueteo que hacían sus tacones con la baldosa mientras se alejaba.

Nuevamente dolió ahí.

Lo peor de esto era que no tenia idea de porque dolía.

Se supone que el corazón es un músculo que bombea la sangre a través del cuerpo; las emociones están vinculadas con el cerebro, así que; No dolía, tenia que ser mi imaginación, era mi imaginación.

Jo. Creo que las malas vibras se pegan, o algo por el estilo, ahora fácilmente le podía hacer la competencia a Edward sobre quien tiene el mejor estado de animo. Iba saliendo por la puerta principal del establecimiento cuando caí en la cuenta de que había un enorme tumulto de gente, quienes formaban un círculo. Unas voces demasiado conocidas para ser verdad, rugían a todo volumen.

Suspire mientras me acercaba al mismísimo infierno.

- Black, ella no ira contigo a ninguna parte. Ya te lo dije – Edward estaba cruzado de brazos, mirando a Jacob con rabia contenida. Jacob sonreía, siempre lo hacia.

- ¿Por qué no paras con tus celos Edward? Ella no te pertenece, entiéndelo – Edward comenzó a maldecir entre dientes, mientras se acercaba un paso más a Jacob.

- Yo no estoy...celoso ¡No saldrás con ella y punto! – gruño, con la furia palpable en su tono de voz.

- Porque no dejamos que ella lo diga ¿Si? – Suspire y me di paso entre la gente, tome lugar entre los dos trogloditas que se peleaban como dos críos. Suspire antes de mirarlos atentamente.

- Jacob, lo siento, Edward ya me había, uh, ¿invitado a salir? Si, eso – La sonrisa de Jacob decayó y Edward lo miraba victorioso – Mañana podemos hacer algo ¿Te parece? – le pregunte a mi amigo que se volvió a poner de buen animo en un abrir y cerrar de ojos.

- Trato hecho – me dijo, dándome un fuerte abrazo.

- Y ustedes ¡¿Por qué demonios no se van a sus casas? – chille a la gente que observaba a nuestro alrededor. Rápidamente se fue dispersando el círculo, hasta que quedamos solo los tres. Suspire.

- Bien, Bella será mejor que nos vayamos – ignore a Edward y me acerque a Jacob, para despedirme de el, le di un beso en su mejilla y fui directo al monovolumen.

- ¡Paso por ti a las ocho! – Bufe, me comí las ganas de gritarle un 'como quieras'

Llegué a casa, donde extrañamente me esperaban Rose y Alice al pie de la escalera, estacione mi camioneta a un costado de la acera y baje, frunciendo el ceño ¿Qué querían? Alice y Rose tenían una sonrisa, gigantesca; les temí por un momento, era como si se hubieran ganado la lotería, o algo mejor.

- ¡Bella! – chillo Rose, con un tono de voz demasiado dulce.

- ¡Gracias al cielo llegaste! – anuncio Alice con demasiada dramatización.

Algo se tramaban las dos, de eso estaba completamente segura.

- Uh, ¿Qué? – les pregunte, mirándolas sospechosamente. Alice y Rose soltaron una pequeña risita y me obligaron a entrar a mi propia casa ¡A mi propia casa!

- Bueno, un pajarito nos contó que tendrás una cita con Edward – Oh, quería morir en ese momento ¿Quién demonios había dicho que era una cita? Mire a Alice como si estuviera loca por lo que acababa de decir, tal vez yo había escuchado mal.

- ¿Perdón? – pregunte, desconcertada.

- Lo que dijo Al, tendrás una cita con Edward, no trates de negarlo porque todo el colegio lo sabe – agregó Rose, haciendo que me quedara blanca como la cal.

- Ustedes están... ¡Están locas! – Chille desesperada, caminando al living y tomando asiento en el sofá - ¡Locas! E-el me dijo 'Tu y yo mañana saldremos, no preguntes, solo dile a Jacob que se pudra' – dije rápidamente, un pobre intento de imitar la voz de Edward.

- Bella – Alice resoplo sentándose a mi lado – Edward es Edward, a veces puede ser un poco bruto...- Reí con histeria.

- Que descubrimiento, Al – ironice – Pero esto no es una cita, así que sáquense esa estúpida idea de su cabeza – me levante del sofá y fui directo a la escalera – ¡Y se que estas escuchando desde la cocina mamá! – chille cuando iba en el penúltimo escalón.

Tome una relajante ducha que me tomo no más de veinte minutos, salí del baño con la toalla; ya que había olvidado la ropa; tome algo simple, un sweater de rayas grises y azules, junto a unos pantalones negros y mis zapatillas, seque mi cabello con la toalla para que dejara de gotear y lo amarre en una cola desordenada.

Una cita.

Oh, Bella, deja de pensar idioteces. ¡Mierda, deja de leer novelas!

Cuando estaba por bajar la escalera escuche un murmullo proveniente del living, baje lentamente sin hacer ningún ruido, para encontrarme a Alice, Rose, Emmett y mamá cuchicheando, todos con sus cabezas juntas, Emmett parecía una completa niña escuchando chismes.

- ¿Qué hacen? – les pregunte cautelosamente. Todos pusieron su mejor cara de angelito.

- Nada – respondieron al unísono, sin dejar de sonreír.

- Ajá, uh – dime la vuelta al sofá donde se encontraban todos amontonados. Ellos me siguieron con la vista, haciendo que un escalofrío recorriera mi espalda ¡Era tan malditamente tétrico que hicieran eso!

Una bendita bocina me salvo de seguir viendo estos escalofriantes rostros.

- ¡Adiós Bella, que la pases bien! – chillaron nuevamente al unísono. Desaparecí inmediatamente de la casa.

Edward me esperaba recargado contra el auto.

Dios mío.

Mm, déjenme pensar, descripción, descripción ¡Ah si! Llevaba una polera azul marino y sobre esta una chaqueta de un raro material; la experta en moda era Alice, no yo. Unos pantalones negros junto a unas zapatillas del mismo color. Seh, se veía...bien.

¡Oh rayos! ¿A quien quiero engañar? Te quieres engañar a ti.

Se veía más que bien.

Y yo no tenia idea porque estaba pensando eso.

- Uh, hola – me dijo, mientras se rascaba la parte trasera de su cabeza y con la otra mano abría la puerta del copiloto.

- Hola – respondí con una sonrisa, después de todo seguía siendo el idiota de mi amigo. Me deslice dentro del Volvo y espere a que el subiera, duh, era obvio que tenia que esperar a que subiera.

El 'viaje' partió en silencio, de vez en cuando Edward comenzaba a mover sus dedos contra el volante, o hacia como que iba a prender la radio y luego se arrepentía; creo que le conté más de veinte suspiros en diez segundos, y uhm, ¡Hasta hablaba solo! Sip, Edward hablaba solo, bueno eso creo porque movía sus labios y miraba al cielo, como si estuviera golpeándose internamente. Yo iba sonriendo con cada cosa que hacia, se veía tan...

- ¿Por qué estas nervioso? – le pregunte, haciendo que diera un pequeño respingo cuando acabe con el silencio en el auto.

- Yo, uh, no estoy nervioso. No lo estoy – Me contesto, mientras mordía tenuemente su labio inferior; una manía que había agarrado de mi. Rodee mis ojos.

- Edward, no es como si nunca hubiéramos salido los dos – le dije, señalando lo obvio, y no entendiendo su nerviosismo. Giro su cabeza para mirarme por un rato y luego la volvió a fijar en la carretera.

- Tienes razón – susurro algo ¿desganado?

- ¿Dónde vamos? – le pregunte, luego de ir mirando por la ventana y viendo que no íbamos a ningún lugar en especifico. Edward palideció.

- Mm, no lo sé, yo – en un brusco movimiento se tiro a un lado de la vacía carretera y freno, bajo del auto y dio un portazo. Y nuevamente venían sus cambios de estado. Suspire y me baje del auto, di media vuelta y rodee el Volvo para quedar a su lado. Tome su mano con una de las mías y la otra la puse suavemente en su mejilla, Edward me miraba raro, no le preste atención.

- ¿Qué demonios te sucede estos días? – le pregunto en un murmullo, este no era el Edward que yo conocía y sus cambios de animo me estaban volviendo loca, me estaban sacando completamente de quicio.

- Yo no quería que salieras con Jacob – soltó de una. Resople mientras le daba una pequeña palmadita en su mejilla – Por eso no tengo idea que hacer, yo solo...no quería – agregó.

- ¡Edward! – Chille con cansancio - ¿No crees que es demasiado infantil? – Edward asintió apenado – Ustedes tienen que dejar de hacer eso – sentencie.

- ¡Pero, es solo que...! – callo y desvió su mirada – No puedo – dijo negando con su cabeza – No quiero que estés con el ¡Tengo celos, lo admito!– grito – Odio cuando lo abrasas, cuando sonríes con el...Me dan unas ganas enormes de patear su trasero - Suspire mientras pasaba mis manos por su cintura y lo abrazaba fuertemente escondiendo mi cabeza en su pecho.

- No le digas a Jake pero – levante mi cabeza y le regale una sonrisa – Siempre te querré más a ti que a el – Edward sonrió y me devolvió el abrazo, apoyando su barbilla en la cima de mi cabeza – Así que relájate, no hay porque sentirse celoso – agregué.

- Te quiero Bella, no sabes cuanto te quiero – susurro junto a mi oído, haciendo que mi cerebro perdiera la cordura por un tiempo.

- También te quiero, bobo – le dije juguetonamente, mientras me separaba de el para que siguiéramos nuestro viaje.


--------------------------------------------------------------------------------

- ¡Mira! ¡Vamos ahí! – chille como loca, apuntando una feria que se encontraba al otro lado de la carretera. Edward rió por mi entusiasmo y dio media vuelta para estacionarse.

- ¿Una feria? – Pregunto, cuando nos encontrábamos de pie bajo todas esas luces de colores - ¿Aquí una feria? ¿Están locos? ¡Una lluvia arruinaría todo! – chillo sin creerlo, bufe y lo jale del brazo.

- Tu solo camina – le dije caminando entre los distintos juegos que había, Uh ¡Yo quería la rueda de la fortuna! También había juegos de pescas, el carrusel y esas cosas que hay en las ferias. Edward tomo mi mano y entrelazo nuestros dedos, entre tanto seguíamos caminando - ¡Ahí! – Chille, apuntando uno de los juegos - ¡Oh vamos Edward! Ve a ganar un peluche para mi – sí, me emocionaban estas cosas – Lo sé, no eres Emmett pero tienes un algo que te hace ver fuerte, ahora ¡ve! – Edward sonreía en todo momento. Llegue a pensar que se reía de mí y no conmigo.

Yo era pésima jugando tiro al blanco, Emmett era un Dios en este juego; pero desgraciadamente no estaba aquí, así que no me quedaba nada más que confiar en Edward. Edward le entrego un billete de cinco dólares al hombre que estaba allí, este le entrego tres pelotas. O sea que solo tenía tres oportunidades de derribar la pila de botellas que había... Aunque en realidad yo no estaba prestando mucha atención; Jo, esta última semana no le presto mucha atención a nada. Muchas cosas pasaban por mi cabeza, y todas ellas tenían que ver con Edward.

Edward, si me estaba volviendo una completa idiota.

Admito que nunca lo había visto...detenidamente. Y ahora que si lo hacia podía entender porque las chicas se ponían de esa forma con el. No, no he tomado tequila y tampoco les estoy dando el favor, solo dije que las podía entender. Edward era guapo...más que guapo, y no se que demonios me ocurre pero ahora que lo veo bien, siento un pequeño...

- Ten – fruncí el ceño, cuando Edward me entregaba un lindo peluche de Oveja, era la cosa mas linda que había visto.

- Uh, ¿Ya terminaste? – le pregunte desconcertada ¿Tan largo fue mi viaje por la vía Láctea? Edward rió y desordeno mi cabello.

- Ajá, y en un intento – alardeo, resople golpeando su hombre amistosamente.

- Gracias – le dije, tomando el peluche entre mis brazos.

- ¿Qué quieres hacer ahora? – me pregunto, cuando comenzamos a deambular por todos lados, sin parar en un juego en especifico. Y ahí fue cuando vi una mini montaña rusa, si, ya sabia lo que quería hacer.

- La montaña rusa – Edward asintió, y tomo mi mano nuevamente para que fuéramos a hacer la pequeña fila que había, no sin antes comprar los boletos.

- Bella, tranquilízate – Edward me dijo divertido. Oh, no me había dado cuenta que estaba dando pequeños saltitos al igual que Alice. Me ruborice mientras bufaba.

Nos montamos en uno de los carritos, solo nosotros dos, atrás venían las otras personas. Yo estaba más que entusiasmada, la última vez que había venido a una feria fue cuando tenía alrededor de cinco años y Renée me subió al carrusel, me quede dormida a la primera vuelta que dio. Agarre fuertemente el peluche entre mis manos cuando la maquina comenzó a andar; Subidas, vueltas, grito de euforia, vueltas, mas subidas, mas bajadas, y en una de esas vueltas fue cuando se me callo mi peluche. Quería morir ¡Era como si todo pasara en cámara lenta! Y yo lo veía caer junto al lugar donde vendían algodones de azúcar ¡Gracias al cielo fue en la ultima vuelta! Baje rápidamente para llegar a rescatarlo.

¡Ja! Había una pequeña demonio que se lo quería llevar, en ese mismo instante se estaba agachando a recogerlo corrí a lo que mas daba mi torpeza y mis piernas, alcancé a tomar la manita de mi oveja.

La niña, alias, roba peluche, me miro con sus grandes ojos azules entrecerrados, mientras le jalaba el brazo a la Oveja. Nop, una niña de que ¿seis años? No me iba a ganar ¡Además era mío, Edward lo había ganado para mi!

- Escúchame, niñita – trate de sonar dulce, lo juro ¡Pero ella no ayudaba! – Este peluche es mío ¿Por qué no lo sueltas de una vez por todas, si? – trate de razonar.

- Nop – contesto, con una gran sonrisa adornando sus labios – Ahora es mío, yo lo vi tirado – y jalo nuevamente.

- Mira hija del mismísimo...-antes de que siguiera con el lindo sobrenombre que acababa de encontrarle una rubia señora regordeta se acerco a nosotras y me quedo mirando con cara de pocos amigos.

- ¿Sucede algo?- pregunto, mirando a la hija del diablo. La niña, de un momento a otro comenzó a llorar.

- Sucede que esa niña no me quiere devolver mi peluche – conteste, viendo asombrada el pequeño espectáculo que hacia el pequeño monstruo, sin soltar todavía mi peluche.

- Tiene mi peluche mami - ¡Oh no! ese puchero solo lo hacia Alice y Emmett ¿Cómo era posible que una pequeña cosa malvada lo hiciera tan bien? La señora me miro y me arrebato el peluche de la mano.

- Debería darte vergüenza – dijo antes de girarse y poner a la niña sobre su hombro, que me saco la lengua.

Ahora iba a ver esa pequeña mocosa.

- Mira tu pequeña mocosa roba... – y antes de que pudiera acercarme tan solo un milímetro a la niña, Edward me tomo de la cintura.

- Esta bien Bella, déjala – me dijo, ¡Todo este tiempo estuvo viendo la escena de lo más entretenido!

- Pe-pero ¡Es mío! Ella es una pequeña ladrona que – infle mis mejillas y cerré mis manos en puño - ¡Es mío y no es justo! – refunfuñe, dando pisotones en el suelo y sintiendo como las lagrimas se acumulaban en mis ojos.

¡La ovejita Belly me llamaba! Pude ver su afelpado y triste rostro por última vez cuando la mocosa dio la vuelta con su madre. Las personas que presenciaron la escena se reían y hablaban entre ellas. Odiaba eso.

No llores Bella, no seas más infantil de lo que estas siendo.

- Me quiero ir – si, sonaba igual que un niño pequeño. Edward rió y beso mi frente.

- Ve al auto y espérame ahí – asentí, mientras regresaba al Volvo con la cabeza gacha de vergüenza y rabia.

Me senté en el lado del copiloto con los brazos cruzados, y me quede mirando por la ventana ¡No había sido justo! ¡Ni siquiera era su peluche! ¡Agh! Tenia una rabia enorme, y no quería ver a esa pequeña niña nuevamente, no señor. Edward llego a los minutos después, antes de echar algo a la parte trasera del auto, lo encendió y partimos rumbo a casa. Y Yo todavía seguía enfurruñada.

- Lo siento – susurre apenada, jugando con mis dedos en mi regazo.

- ¿Por qué te disculpas? – me pregunto Edward, sonriendo.

- Uh, por hacerte pasar un mal rato – conteste encogiéndome de hombros – Ya sabes, todo el alboroto que arme por el peluche – Mis mejillas se colorearon ante el recuerdo ¡Emmett tiene la culpa! ¡El me pega su parte infantil!

- No seas tonta, era tuyo después de todo – agregó.

- Mhm – murmuré.

- Llegamos – anuncio luego de que pasaran unos minutos, se bajo y rodeo el auto para abrir mi puerta. Me baje y le di una sonrisa.

- ¡Gracias! – Chille, abrazándolo - ¿Sabes? Creo que para la próxima deberíamos invitar a los chicos, tu sabes como Alice adora las ferias – Edward sonrió tenuemente y asintió – Nos vemos mañana – bese su mejilla y me voltee para entrar a casa.

- Uh, Bella – Mire a Edward por sobre mi hombro cuando me llamo. – Se te queda algo en el asiento trasero – agregó, con su sonrisa ladina.

- ¿Enserio? – pregunto confundida, me acerque al auto con paso lento, y antes de abrir la puerta un recuerdo vino a mi mente...

Gracias, por sugerirle a Edward que nos revolcáramos en la parte trasera de su auto...

¡Oh Dios Mio! Yo no iba a tocar ese asiento ni aunque me pegaran un millón de dólares.

- ¿E-Edward? – lo llame, soltando de inmediato la manilla de la puerta.

- ¿Qué? – pregunto, confundido con mi reacción.

- Uh, bueno ¿Esta limpio? – pregunte, mirando por la ventana con cautela. Edward alzo una ceja sin entender – Ya sabes, el asiento ¿Esta limpio? – Edward clavo su mirada en mí, como si estuviera loca. Jo, el era el que andaba haciendo sus perversiones en el auto.

- Si, Bella, esta limpio ¿Por qué lo preguntas? – se acerco lentamente a mi mientras me formulaba la pregunta.

- Sé que hiciste caso a mi sugerencia – le respondí de mala gana.

- Bella, no estoy entendiendo nada ¿Qué sugerencia? – y para variar, me tomaba el pelo. Puse mis brazos en forma de jarra y lo mire con el ceño fruncido.

- De revolcarte con Kate en la parte trasera de tu auto – escupí. Oh Bella, ¿Qué demonios te esta sucediendo? Edward se sonrojo furiosamente.

- ¿Quien te dijo eso? – me pregunto, rascándose tenuemente la parte trasera de su cabeza.

Esta bien, yo le había dicho que lo hiciera en un arrebato de furia; pero no era para que se lo tomara tan literalmente como lo hizo.

Entonces sí, lo hizo.

Ouch, nuevamente ese dolor.

Bah, idiota, recuerda: es tu imaginación, o tal vez tengo alguna enfermedad patológica al corazón.

- No importa – respondí indiferente, ante el pesado silencio que se había formado entre los dos – Mira, ahora que lo recuerdo no olvide nada allí – le dije, apuntando la puerta con mi dedo, para alejarme de esta tensión. Edward resople y tome el puente de su nariz con su dedo gordo e índice.

- Bella, por favor solo abre la maldita puerta – espetó. Hice lo que me pidió...

- ¡Ovejita Belly! – chille tomando el peluche entre mis manos, comencé a dar pequeños saltitos hasta llegar a donde Edward - ¡Te adoro, te adoro, te adoro! – chille, mientras lo abrazaba. Edward rió suavemente.

- Solo espero que no me cambies por ese peluche también – agregó, restándole importancia. Rodee mis ojos.

- Primero Jacob, ahora Belly ¿De que tendrás celos luego? – le pregunte, haciendo que se sonrojara nuevamente.

- Yo...yo no tengo celos – respondió, negando frenéticamente con su cabeza.

- Oh no, no me engañas ¡Me lo dijiste, Edward! – comenté divertida.

- Jacob, el me provoca y bueno...no lo aguanto, no me gusta que estés con él – agrego, mirando al cielo y frunciendo sus labios.

- Edward... ¿Y como demonios le llamas a eso? – le pregunte, alzando mis manos; divertida ante la situación.

- No lo sé – frunció el ceño – Pero no son celos, porque yo...bueno, tu ¡Oh olvídalo! – dijo nervioso.

- Tranquilo, no le diré a nadie que tienes celos de Jacob y...de un peluche – susurre junto a su oído. Edward rodó sus ojos, mientras sus pómulos se volvían a colorear.


--------------------------------------------------------------------------------

5. Celoso: Y Créanlo, incluso es celoso con objetos inanimados.

Pero se ve tierno en esa faceta...

Si, definitivamente lo último no va a la lista, y ese pensamiento lo esconderé en el lugar más recóndito de mi cabeza.

Porque yo no pensé eso.


--------------------------------------------------------------------------------

- Otro más ;D espero les guste, Y No, no era aún lo que sale en el prefacio fdafada ;D para eso queda como siempre les pido paciencia :D ¡Ya lo sé! Bella es idiota, despistada, tonta, tonta y más tonta XD! Pero tiene que ser así, puede que en algún momento se de cuenta de los cambios que ocurren en su amistad con Edward, pero de ahí a que lo asimile le tomara mucho, así que nuevamente ¡Paciencia! Afafd :B y como siempre chicas ¡Muchas gracias por sus Reviews, Alertas y Favoritos!


¡Nos leemos en el próximo capitulo!
~ Lamb

2 comentarios:

  1. hola,como estas?he tenido unos problemillas y no he tenido tiempo para nada,me he llevado una grata sorpresa de ver los cambios en tu blog.me vo a poner al dia y si Bella es un poco idiota,pero asi tiene que ser. hasta pronto

    ResponderEliminar
  2. Estimada Malena:

    Gracias, estoy bien. No te preocupes por no leer, eso va a quedar alli y podras leerlo cuando quieras. La verdad si, esa Bella es un poco idiota, pero la autora lo escribio asi y asi fue como me gusto. Espero que tu problema se haya solucionado y que estes bien. Hasta luego.

    ResponderEliminar